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Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.

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Y desde entonces evolucionamos hasta lo que somos hoy, dominando cada criatura viviente de este planeta hasta su extinción si lo considerásemos necesario. Elevados hasta la cúspide de la cadena trófica miramos hacia abajo por encima del hombro observando nuestra creación. Miramos hacia arriba e imaginamos nuevos mundos que subyugar.

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No estamos preparados aún, es necesario un cambio sustancial, morfológico, social: afecto vehemente del ánimo.

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Pathos, palabra griega que se traduce como estado de ánimo, pasión, emoción, sufrimiento da título a la novela más atrevida del presente siglo. 

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