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El opio del pueblo
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      Debe de estar entre los mortales desde el día en el que tomamos conciencia de nosotros mismos. El día después de que nos hiciésemos la primera pregunta: ¿Quiénes somos?
 

    El miedo. Al final, el miedo explica la religión de forma muy simple: nos da una explicación a lo desconocido y nos reconforta ante lo inevitable. Cada civilización, cada tribu, cada cultura ha abrazado algún tipo de culto. Cuando se ha intentado silenciar por aquellos que han querido imponer sus ideas, ha resurgido y con más fuerza. Es inherente al ser humano ser reconfortado, encontrar una salida a sus desdichas, una razón a su vida y una esperanza tras la muerte.
 

       Aquellos que han llegado a la conclusión de que no existe ningún ente divino que rija nuestra vidas y haya sido el responsable de la creación, deben entender que a pesar de sus conclusiones, la mayoría de los humanos siguen necesitando el confort y el apoyo de una religión.
 

      Esto es lo que se percibe en Pathos. Incluso en una sociedad superior intelectualmente, con capacidades que supuestamente liberarían al ser humano de sus miedos, sería necesaria esa religión, saber que pase lo que pase y pese a quién pese, algo, más allá de la comprensión y el entendimiento, te puede reconfortar. Te esperará en el más allá y te ofrecerá la vida eterna.
 

        Mirando alrededor, parece que esto siempre será así.

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